El Jaguar
El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América y un símbolo de poder en diversas culturas de la región. Su pelaje dorado con manchas en forma de roseta, únicas como huellas dactilares, no solo lo hace inconfundible, sino que también lo camufla en la selva, permitiéndole acechar a sus presas con sigilo. Como depredador tope, su presencia es fundamental para el equilibrio de los ecosistemas.
El Corredor del Jaguar es una iniciativa continental que busca mantener conectadas las poblaciones de esta especie desde Estados Unidos hasta Argentina, asegurando su movilidad a través de distintos hábitats. No se trata de que los jaguares se desplacen constantemente, sino de garantizar una conectividad viable entre sus territorios, evitando su aislamiento y reduciendo el riesgo de extinción.
En este contexto, Colombia es un eslabón clave, ya que enlaza Centroamérica con Suramérica. Dentro de este corredor, la Serranía de San Lucas es un punto crítico, pues representa la última gran área boscosa que conecta el Tapón del Darién con los Llanos Orientales y, finalmente, con la Amazonía.
Hoy, esta región está en grave peligro debido a la deforestación, lo que ha llevado a la pérdida de casi la mitad del hábitat del jaguar. Además, la caza furtiva y la comercialización de su piel en mercados internacionales han puesto a la especie en riesgo de extinción.
Ante esta amenaza, el médico veterinario Carlos Valderrama y Cristina Tingle, de la Fundación Colombiana Web Conserva, trabajan en la Serranía de San Lucas, conocida como el corazón del Corredor del Jaguar, para transformarla en una zona de conservación. Su innovador modelo busca integrar la protección del bosque, esencial para el jaguar, con el desarrollo económico y social de los caficultores de la región