¡Gracias!

Tu colaboración nos ayuda a proteger a muchas más tortugas de mar.

Las Tortugas de Mar en Santa Marta

En la Costa Caribe de Colombia, donde la Sierra Nevada se encuentra con el mar, las tortugas marinas siguen un ancestral ritual de anidación, pero enfrentan una amenaza constante: la caza ilegal. Se estima que cada día unas cincuenta tortugas son sacrificadas, debido a tradiciones arraigadas y a la falta de alternativas económicas. Aminta Jáuregui, bióloga marina, ha liderado por más de veinte años la Fundación Saila Kangama, trabajando junto a las comunidades locales para proteger los nidos. Monitorean las playas, trasladan los huevos a lugares seguros y liberan las crías al mar, buscando generar un cambio cultural que valore a las tortugas como guardianas del equilibrio natural, no como simples recursos. A pesar de las dificultades, el trabajo continúa y, con cada liberación, renace la esperanza para el futuro.

En la Costa Caribe de Colombia, donde las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta se sumergen en el mar como raíces milenarias, el ciclo de la vida se renueva cada noche en la arena. Allí, bajo la luz de la luna y entre el murmullo de las olas, las tortugas marinas repiten un ritual antiguo: excavan la tierra con sus aletas, depositan sus huevos y regresan al océano sin mirar atrás.

De cada mil huevos, solo uno alcanza la adultez. Y aunque su caza está prohibida por ley, la realidad en esta región es distinta: se calcula que al menos cincuenta tortugas marinas son sacrificadas cada día en el litoral Caribe. La tradición, la necesidad y la falta de alternativas han convertido a estas criaturas en un recurso de supervivencia, en lugar de símbolos de reverencia.

Fundación Saila Kangama

Frente a esta amenaza, una mujer ha hecho del compromiso su camino. Aminta Jáuregui, bióloga marina y defensora incansable de la vida marina, lleva más de dos décadas recorriendo las playas cercanas a la Sierra. Dirige la Fundación Saila Kangama, un nombre que en lengua indígena evoca protección y respeto. Desde allí, junto a miembros de las comunidades locales, estudiantes de posgrado de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y turistas solidarios, ha tejido una red de cuidado silencioso pero eficaz.

Cada temporada de anidación, este grupo monitorea la costa, identifica nidos en riesgo y, cuando es necesario, traslada cuidadosamente los huevos a lugares seguros. Allí los incuban, los vigilan y, semanas después, devuelven al mar las pequeñas crías. Son momentos de celebración, pero también de incertidumbre: cada liberación es una chispa de esperanza lanzada a un océano cambiante y peligroso.

Aminta no es nueva en este camino. Durante años lideró el proyecto PROCTMM del Acuario Mundo Marino de Santa Marta, y su persistencia ha permitido la liberación de más de cinco mil tortugas. Sin embargo, sabe que la verdadera transformación no vendrá solo de la ciencia o de la conservación, sino de un cambio cultural profundo. Uno que reconozca que estas especies no son recursos, sino espíritus del mar; no trofeos, sino testigos antiguos de un equilibrio perdido.

En la frontera sagrada entre selva y océano, donde los ríos descienden desde las nieves perpetuas hasta los manglares salados, las tortugas marinas siguen regresando. Y mientras lo hagan, mientras haya quienes las esperen con manos limpias y ojos atentos, habrá esperanza.

Donde la Sierra besa el mar: guardianes de tortugas en el Caribe colombiano.

años operando
0
hectáreas de bosques
0
hectáreas de cafetales
0
familias beneficiadas
0
especies registradas
0

Nuestros Héroes

Aminta Jáuregui

Bióloga Marina

(falta)

¿Quieres trabajar con nosotros?

Aliados