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El Jaguar en la Serranía de San Lucas

El jaguar (Panthera onca) es el felino más grande de América y un símbolo de poder en diversas culturas. Su pelaje dorado, cubierto de manchas en forma de roseta únicas como huellas dactilares, lo hace inconfundible y le permite camuflarse en la selva para acechar a sus presas con sigilo. Como depredador tope, su presencia es vital para el equilibrio de los ecosistemas.

Para protegerlo, surgió el Corredor del Jaguar, una iniciativa continental que busca mantener conectadas las poblaciones de la especie desde México hasta el norte de Argentina. No se trata de que los jaguares migren constantemente, sino de garantizar que exista conectividad entre sus territorios, evitando el aislamiento y reduciendo el riesgo de extinción.

En este corredor, Colombia ocupa un lugar estratégico, pues enlaza Centroamérica con Sudamérica. Dentro del país, la Serranía de San Lucas es un punto crítico: la última gran extensión boscosa que conecta el Tapón del Darién con los Llanos Orientales y, finalmente, con la Amazonía. Sin embargo, esta región está gravemente amenazada: menos del 15 % de su bosque original sobrevive, devastado por la minería, la deforestación y los cultivos ilícitos. El mercurio, herencia tóxica de la fiebre aurífera, contamina ríos, suelos e incluso los cuerpos de los jaguares. A ello se suman la caza furtiva y el tráfico ilegal de pieles, que ponen a la especie en riesgo.

Frente a esta realidad, el médico veterinario Carlos Valderrama y Cristina Tingle, de la Fundación Colombiana Web Conserva, trabajan para transformar la Serranía de San Lucas en un territorio de conservación. Su modelo innovador integra la protección del bosque —hábitat esencial del jaguar— con el desarrollo económico y social de las comunidades locales, especialmente a través del cultivo sostenible de café.

Así, en un entorno marcado por la degradación ambiental y los conflictos históricos, surge un nuevo relato: uno en el que el café cultivado con respeto se convierte en herramienta de conservación; donde la actividad humana se redefine como cuidado; y donde el ecosistema —con jaguares incluidos— deja de verse como una amenaza para ser reconocido como un patrimonio compartido.

Café Conserva

En el sur de Bolívar, en la Serranía de San Lucas, un innovador proyecto busca integrar la conservación del jaguar con la producción sostenible de café. Carlos Valderrama y Cristina Tingle, junto a las familias caficultoras locales, han creado un modelo de vida que preserva el bosque —hogar del jaguar— y promueve prácticas agrícolas respetuosas con el medio ambiente. La región, un vital corredor biológico para la especie, conecta hábitats fragmentados, permitiendo el flujo genético esencial para la supervivencia del felino. A través de la instalación de cámaras trampa y la producción del “café de la Serranía”, el proyecto busca demostrar que la coexistencia entre el jaguar y las comunidades humanas no solo es posible, sino también beneficiosa para todos. En un territorio marcado por la minería, la deforestación y los cultivos ilícitos, este esfuerzo resalta cómo el café puede ser una herramienta para la conservación y la reconstrucción de un ecosistema compartido.

En el sur de Bolívar, donde la Cordillera Central emerge como una espina verde llamada Serranía de San Lucas —el corazón palpitante del Corredor Jaguar—, las montañas y el bosque comunican sin palabras la urgencia de coexistir. Allí, bajo la sombra de antiquísimos rodales, el veterinario Carlos Valderrama y su compañera Cristina Tingle emprendieron un acto de audacia: entre cafetales y árboles nativos, tejer un modelo de vida que integre la producción sostenible de café con la preservación del bosque —el hogar solitario del jaguar, cuyos dominios se han reducido a la mitad en todo el continente.

La Serranía de San Lucas, con sus más de 16 000 km² de bosque andino-caribe que alcanzan hasta 2 700 metros sobre el nivel del mar, actúa como una “bisagra” natural entre hábitats fragmentados, conectando poblaciones animales y permitiendo el flujo genético indispensable para la supervivencia de la especie. Allí, entre cafetales y fragmentos de bosque, Carlos, Cristina y las familias caficultoras —como la de don Arcadio Barajas, su esposa Martha y su hijo Arcadio Junior— han empezado a demostrar que la supervivencia del felino más grande del continente no está reñida con una vida próspera y enraizada en el territorio.

Juntos buscan lograr la primera exportación del “café de la Serranía”, mientras instalan cámaras trampa para detectar la presencia del jaguar. Cada clic de esos dispositivos es una historia dicha al revés: no del hombre al jaguar, sino del jaguar al hombre, pidiendo ser visto, respetado y entendido. Este es un llamado a “ver al jaguar”, a vivir con él, no a pesar de él.

Donde el jaguar y el café convergen en la Serranía de San Lucas.

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Nuestros Héroes

Carlos Valderrama

Médico Veterinario

Médico Veterinario de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) con Maestría en Salud de Animales Silvestres del Royal Veterinary College of London. Experto en resolución de conflictos entre humanos y animales, captura y transporte de fauna silvestre y control de tráfico de animales. Su enfoque principal es liderar estudios interdisciplinarios trabajando con grandes carnívoros como especies focales para encontrar un equilibrio entre la producción agrícola y la conservación de los ecosistemas. Ha trabajado principalmente con félidos, pero también con osos andinos. Se ha dedicado a temas de conservación por más de 15 años, pero sobre todo trabajando con fincas ganaderas. Con fincas agricolas productivas no había tenido experiencia antes, su proyecto piloto es el café en la Serranía de San Lucas.

Cristina Tingle

Web Conserva

Diseñadora Gráfica especializada en fotografía del Camberwell College of Art & Design de la Universidad de Artes en Londres, Reino Unido. Posteriormente trabajó en la revista Time Out como asistente de fotografía para varios fotógrafos en Londres. Como Coordinadora de proyectos de la Fundación Webconserva, en los últimos años ha estado al frente de distintos procesos en la Fundación que ayudan a la conservación del Jaguar con enfoque en la pedagogía desde el arte y el desarrollo sostenible en los territorios. Cristina lidera la estrategia del café “La Muralla del Jaguar” en la Serranía de San Lucas. Fue ella quien concibió la idea de dotar a la iniciativa de un enfoque económico, buscando mejorar la calidad del café y agregarle valor para una mejor comercialización. Su objetivo es proporcionar a las familias caficultoras un incentivo práctico para conservar el bosque, asegurando así un equilibrio sostenible en la región.

Martha Moreno

Caficultora

Doña Martha es una caficultora que continúa el legado dejado por su esposo y lidera la finca en compañía de su hijo, Arcadio Barajas Jr. Martha representa la resiliencia y determinación de las mujeres caficultoras que están al frente de fincas productivas. Como madre cabeza de la primera familia en unirse a la iniciativa de Café Conserva, demostrando que la sostenibilidad y la conservación pueden ir de la mano con el progreso de las comunidades caficultoras.

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